Por Alexandra Rodríguez, directora de normalización en INTECO.
La tecnología avanza a un paso acelerado, eso es inevitable. Y no, no nos podemos bajar de esta montaña rusa; como sociedad debemos avanzar al mismo paso. La inteligencia artificial (IA) ha venido a poner el mundo de cabeza, generando beneficios y preocupaciones, de una manera nunca vista.
Podemos citar algunas de esas preocupaciones que nos trae la IA: unos consideran que habrá pérdida de puestos de trabajo; imágenes y videos modificados, como aquellas del papa Francisco en distintas situaciones y atuendos, que disparan las llamadas “fake news” o desinformaciones; incluso en la provincia de Gansú en China ya fue detenida una persona por presuntamente utilizar ChatGPT (aplicación de inteligencia artificial diseñada para mantener conversaciones y responder preguntas) para generar una historia falsa sobre un accidente en tren.
Jóvenes utilizando el recurso para ahorrarse un poco el esfuerzo en sus trabajos educativos con un copy/paste, como el caso de los 18 estudiantes del curso de humanidades de la Universidad de Costa Rica quienes fueron reprobados por utilizar la IA en un examen.
Y, un mercado que aún no está preparado ni comprende hacia dónde vamos con esta avalancha tecnológica que avanza sin cesar.
Pero ¿cuál es el uso correcto de aplicaciones que promueve el uso de la inteligencia artificial?
El informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado IA generativa y empleos: análisis global de posibles efectos en la calidad y cantidad del empleo, concluyó que es más probable que la IA complemente puestos de trabajo a que los destruya, automatizando algunas tareas en lugar de remplazar completamente los roles. Además, sugiere que la mayoría de los empleos e industrias están solo parcialmente expuestos a la automatización.
Aunado a esto, el documento señala que las repercusiones socioeconómicas de la IA dependerán, en gran medida, de cómo se gestione su difusión y aboga por la necesidad de diseñar políticas que apoyen una transición ordenada, justa y consultiva. “La voz de los trabajadores, la capacitación y una protección social adecuada serán claves para gestionar la transición. De lo contrario, se corre el riesgo de que sólo unos pocos países y participantes en el mercado bien preparados se beneficien de la nueva tecnología”, especifica el informe.
Es por esto por lo que debemos encontrar la manera de que este aliado esté guiado por una serie de buenas prácticas que nos muestren el camino para determinar el uso correcto, e incorrecto, de la IA como se ha hecho con otras herramientas que han surgido.
"Los resultados de la transición tecnológica no están predeterminados. Son los humanos los que están detrás de la decisión de incorporar tales tecnologías y son los humanos los que deben guiar el proceso de transición", reflexiona el texto de la OIT.
¿Es necesaria la normalización de la IA? Entendiendo el concepto de “normalizar” como el proceso de formulación y aplicación de reglas con el fin de establecer un orden a problemas reales o potenciales que benefician a la sociedad, efectivamente es necesaria la normalización, sobre todo por la interpretación que puede darle cada parte de la sociedad: para algunos, puede significar una catástrofe, para otros, la solución de todos los males.
Si bien, no podemos establecer conclusiones de manera apresurada, es vital que se generen las conversaciones correctas en cuanto a este tema, no solamente visualizando los pros y contras, sino además buscando el mejor camino para que esta tecnología pueda apoyar y empoderar a la sociedad, a través de las buenas prácticas que nos puedan generar las normas técnicas de manera que le agregue valor a las empresas e incluso pueda ser un aporte para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, siempre en línea con las regulaciones y otras herramientas de gobernanza.
La firma PwC ha señalado que la IA es una de las mayores oportunidades comerciales en el clima empresarial cambiante al visualizarse que podría generar que las organizaciones sean un 40% más eficiente para 2035, desbloqueando un estimado de $14 billones en un nuevo valor económico para el PIB mundial para el 2030.
Abracemos las normas técnicas, nacionales e internacionales, para iniciar esa conversación que nos lleve a construir las herramientas necesarias para encaminar a la cultura que necesita el país, y el mundo, en cuando a la inteligencia artificial, para alcanzar un equilibrio entre el riesgo y la recompensa.
Desde el Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (INTECO), Ente Nacional de Normalización, representante en el país y miembro de la Junta Directiva de ISO , vemos que la estandarización de estas prácticas es fundamental y esperamos poder homologar esta norma para contribuir al beneficio del país y que todas las empresas y profesionales puedan tomar la IA como un amigo que promueve la calidad en cada uno de nuestros trabajos y a simplificar trámites, sin implicar un daño ético, moral o físico a otra persona.