Luego de tres décadas de trabajo en Costa Rica en el desarrollo de normas técnicas, es propicio redefinir retos y tareas para INTECO. Una sigue siendo, desde mi perspectiva, la más importante: las normas técnicas deben impactar de forma más consistente la calidad de vida de los costarricenses.
Un ejemplo puede ser una buena forma de explicar los pasos que nos faltan. Hoy un importador puede conseguir llantas de vehículos muy baratas en algún país del mundo y traerlas a Costa Rica. Estas llantas comienzan a venderse muy bien porque tienen un bajo precio. Sin embargo, ¿es el precio del bien lo único que debemos considerar? Posiblemente llegaremos a la conclusión de que merecemos un mínimo de requisitos técnicos para que estos productos se puedan vender en Costa Rica, porque no quisiéramos ver accidentes fatales debido a llantas defectuosas o simplemente no adecuadas a nuestras condiciones.
El trabajo del Instituto de Normas Técnicas (INTECO) ha sido y es procurar la calidad de los productos y servicios que se ofrecen a las personas. Para eso se generan acuerdos entre distintos sectores, se toman como guía las normas internacionales existentes y se consideran las condiciones particulares del país.
Las normas se hacen luego de un proceso de trabajo de comités que reúnen el conocimiento sobre una materia determinada. También se deben considerar las normas internacionales pertinentes. En Costa Rica no hacemos como hacen otros países, los cuales simplemente toman las normas ISO o de otros organismos de normalización, y les ponen un sello como si fueran nacionales. Hacer eso es irresponsable.
No son equivalentes las condiciones climáticas de Costa Rica que las de USA, solo para continuar con el ejemplo. Por eso no podemos tomar la norma de llantas de USA y adoptarla, así tal cual, para nuestro país. Aquí no tenemos nieve y posiblemente nuestras carreteras acumulan mucha más agua que en el país del norte. Si hay una norma internacional debemos usarla como base, pero si hay algo en el país que me obligue a cambiar los parámetros técnicos, debemos hacerlo.
En INTECO cuidamos que las normas no sean hechas por los industriales o por los fabricantes de llantas, exclusivamente. Conformamos comités técnicos que tienen un adecuado balance, con participación de la investigación y la academia, de los consumidores, de los reguladores, de los usuarios de la norma, de los productores, de los importadores, etc. Actualmente 1.200 profesionales en diversos campos y especialidades participan de los 86 órganos de estudio de normalización. Lo que hace INTECO es reunirlos en un foro ordenado y conducirlos a lograr consensos de cómo debe ser una llanta que nos proteja efectivamente en Costa Rica, dado nuestro clima y las condiciones particulares de nuestras carreteras.
Una forma de avanzar
Sin embargo, buena parte de lo que ocurre hoy con la normalización está estrictamente en el ámbito voluntario. En Costa Rica nos falta dar un paso más. Siguiendo el ejemplo, el día que nuestras aduanas tengan la potestad de rechazar el ingreso de llantas que no cumplan con los requisitos de las normas nacionales, tal y como lo hacen muchos países a los que exportamos, ese día comenzará a ser más efectivo el mejoramiento de la calidad de vida de los costarricenses. Necesitamos dar ese paso adicional.
Otra tarea pendiente
Hasta hoy Costa Rica tiene 1.326 normas voluntarias y nuestra meta en INTECO al 2020, es llegar a tener 3.000 normas, de las cuales, al menos un 15% deben ser utilizadas en compras del Estado. Creemos firmemente que, si el Estado usa las normas técnicas para suplir sus insumos, el país tendrá dos grandes beneficios: 1) Mejor uso de los recursos públicos al comprar bienes y servicios de mejor calidad y 2) Impulso a las PYMES proveedoras del Estado a utilizar normas internacionales que democratizan el conocimiento y las pone en condiciones de poder exportar a cualquier mercado.
Estos son algunos ejemplos del impacto de las normas. Por eso las normas técnicas ayudan a mejorar nuestra calidad de vida. En INTECO hemos caminado bastante, sin embargo, aún falta mucho por hacer.