Impacto ambiental de eventos masivos se podrá reducir
Por INTECO
Actividades tradicionales en el país y que convocan a miles de costarricenses como la romería, el Festival de la Luz o las Fiestas de San José; impactan de manera significativa al ambiente.
Por ejemplo, la Municipalidad de San José registra un total de nueve toneladas de desechos en la edición anterior del Festival de la Luz y 112 toneladas en las Fiestas de San José 2017-2018. A esto se debe sumar las emisiones generadas por la movilización de las personas hacia los puntos de los eventos.
Por esta razón, el Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (INTECO) desarrolló un esquema que permitirá calcular el impacto al ambiente de los eventos masivos para reducirlo y compensarlo a través de su aplicación.
De esta manera, conciertos, carreras de atletismo, partidos de fútbol, fiestas patronales, desfiles, procesiones y hasta bodas, podrán cuantificar su impacto ambiental para desarrollar un plan posterior de compensación.
De acuerdo con Manuel González, Coordinador Técnico de los Servicios de Evaluación de INTECO “el esquema responde a una demanda del sector empresarial para tener una evaluación integral por parte de un organismo de tercera parte en cada actividad masiva que realicen”.
Otro ejemplo de evento masivo que convoca a millones de costarricenses es la tradicional romería que se realiza en agosto de cada año. De acuerdo con la Municipalidad de Cartago, en 2017 se recolectaron 635 kilos de plástico, 38 de desechos tipo tetra y 18 de aluminio.
Asimismo, los grandes conciertos que cada vez son más frecuentes en el país, son una fuente significativa de uso de combustible a través de las plantas generadoras de energía, el transporte masivo de las personas al sitio y su regreso a casa, actividades de planeación, los vuelos de los artistas internacionales, entre otros.
Es así como se puede llegar a generar hasta 80 toneladas de dióxido de carbono en un solo concierto, si se utilizan 16 plantas durante 32 horas, pues cada planta generadora consume 46 litros de combustible por hora.
González detalló que la evaluación, que se lleva a cabo en todas las etapas, es decir, previo, durante y post evento; se basa en normas internacionales como la ISO 14067, que tiene componentes de análisis de los ciclos de vida de emisiones para productos y normativas y como la INTE B5:2016, desarrollada para demostrar la carbono neutralidad en nuestro país.
Aspectos como las emisiones generadas en la visita a los proveedores, el transporte masivo de personas ya sea en autobús o vehículos particulares, utilización de plantas de generación eléctrica, residuos, entre otros, forman parte de las evaluaciones que se realizarán.
Otro de los objetivos del esquema es evitar las autodeclaraciones, pues el hecho de que evaluadores externos no formen parte del equipo organizador y generen todo un informe detallado y las acciones a emprender, le dará credibilidad a las empresas e instituciones.
“La mayoría de fuentes de emisión en un evento son indirectas y escapan de las manos de quien organiza los eventos, por eso es necesario que se cuente con adecuado conocimiento técnico, y personas con conocimiento que se integren desde la planificación de las actividades”, afirmó Manuel González.
Cualquier organización puede implementar el esquema en todos sus eventos, el único requisito es que exista una persona o grupo responsable de la actividad y que tomen en consideración la metodología desde el inicio.
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